¿Quién no ha experimentado la angustia de derramar café en una camisa nueva o descubrir una mancha en el uniforme de sus pequeños en el momento más inoportuno? Parece que nuestras prendas favoritas tienen la capacidad atraer las manchas más inesperadas, como si llevarlas fuera un imán para los accidentes y el conservar los colores de tu ropa fuera una tarea imposible. Esa sensación de pesar y frustración es algo con lo que todos podemos identificarnos. Después de todo, nuestras prendas no son solo telas y colores, llevan consigo recuerdos, momentos y un sentido de estilo personal.
